La escena muestra uno de los milagros más famosos atribuidos a san Bartolomé a su paso por la India: el santo, alzando el brazo, hace que un espíritu maligno salga del ídolo dorado en el que residía, rompiéndolo en pedazos. Ello provoca la conversión del rey Polemio, impresionado por el milagro.
El gremio de curtidores de Vic tuvo su altar en la capilla dedicada a este santo que existió en el Hospital de Peregrinos de Vic, antiguamente situado cerca del puente de Queralt, y lo adornó con un retablo integrado por una predela contratada a Fernando Camargo en 1491, una calle central y guardapolvos encargadas a Joan Gascó en 1513 y ocho tablas laterales encomendadas al mismo Gascó en 1525. La tabla del milagro de san Bartolomé, una de estas últimas, es el único elemento del retablo que se ha conservado. La capilla desapareció en 1838 y la tabla ya estaba en el MEV en 1891, aunque salió del museo después de la Guerra Civil para acabar en colecciones privadas. El Cercle del MEV la adquirió para el Museo en el año 2009.
Esta tabla es un buen ejemplo del funcionamiento del taller durante los años de convivencia artística de Joan y Perot Gascó, padre e hijo. En la construcción elemental del espacio, formado por grupos yuxtapuestos (el santo y los soldados por una parte, la hornacina con el ídolo de otra, y finalmente el rey y sus consejeros) se adivinan procedimientos propios de la pintura del padre; y, a la vez, algunas características como la estilización de las figuras o rasgos de los rostros, comunes en obras de esta década como el Calvario de Pruit, prefiguran el estilo de pinturas posteriores a 1529 atribuidas a la trayectoria de Perot al frente del taller, como el retablo de Sant Vicenç de Borgonyà.