Se trata de uno de los cinco registros de la predela del retablo de san Juan Bautista que Joan Gascó contrató el 11 de noviembre de 1527 para una de las capillas de la iglesia del convento de la Mare de Déu del Carme. Presenta similitudes formales con la santa Bárbara contratada once años antes por Joan Gascó (MEV 44), sobre todo por la postura y la ubicación de los dos santos delante de un trono idéntico. No obstante, en este Santiago observamos cómo, en las postrimerías de su trayectoria artística, Joan Gascó asume decididamente algunas novedades de ascendencia italianizante que le alejan de las propuestas tardogóticas de raíz flamenca de los inicios de su carrera. Este viraje se debe, entre muchas otras causas, a la incorporación en el taller de su hijo Perot, por lo menos desde el año 1523.