San Juan Bautista y San Bruno, de forma y estructura compositiva similar, formaron parte de un retablo situado en la Sala Capitular del Monasterio de la Cartuja de Granada, donde Fray Juan Sánchez Cotán desarrolló una amplia actividad artística entre 1603 y 1627.La conexión iconográfica entre los dos personajes se basa en las experiencias ascéticas de ambos, directamente relacionadas con la importancia que para la orden cartujana tenía la práctica de la austeridad y la penitencia, de las cuales estos dos santos eran ejemplos a seguir.San Juan Bautista, santo patrono de la orden, fue el primer anacoreta del cristianismo, cuyo ejemplo siguieron otros ermitaños posteriores. En su retiro voluntario en el desierto se dedicó a la penitencia, la meditación y la abstinencia. Fiel a las representaciones del santo, Sánchez Cotán nos muestra un personaje vestido con túnica de piel de camello y manto, barba larga, pelo desgreñado y pies descalzos. Su rostro y su cuerpo acusan visiblemente los rigores de la vida en el desierto. Considerado por los evangelistas el último de los profetas, anunció la venida del Mesías, hecho que aquí se presenta al señalar con el dedo el Agnus Dei o cordero místico.
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