En esta escena aparece San Juan Bautista meditando solo en medio de la naturaleza. En el exuberante paisaje, el pintor añadió extrañas formaciones geológicas y especies animales y vegetales fantásticas, ideadas por él mismo. La planta extraña que crece junto al santo está cubriendo la figura de una persona que ora. Se trata, sin duda, de la persona que encargó la pintura.