Esta escena devocional representa a San José, padre de Jesús, con él dormido en sus brazos. El esposo de María lleva la vara florida que es su atributo iconográfico. A su derecha, en un plano posterior, hay un pilar sobre el que se apoya una columna adornada con un paño, como una referencia espacial arquitectónica. Al otro lado se abre un fondo de paisaje a la lejanía enmarcado por los árboles del primer término. El tratamiento de la luz, muy difusa, que marca con sutileza los perfiles, ayuda a crear esa atmósfera de ternura que inunda la obra y se refleja en los rostros de las figuras principales y de los angelitos que aparecen tras el celaje para contemplar la escena.