El Puente de San Martín

El motivo que da título y asunto a este cuadro es la "imponente fábrica" del puente de San Martín, que comunicaba a la ciudad de Toledo con sus quintas de descanso o ?cigarrales?, y que está contemplado desde uno de los altozanos o "miraderos" al poniente de la antigua y regia villa. Las torres de acceso al puente, así como sus arcos y estribos, no están presentados sobre una línea continua, sino desmembrados y yuxtapuestos, alzándose sobre una perspectiva múltiple de techumbres y fachadas, con una gran diversidad de ángulos y cortes, entremezclados con los de los cantiles que sirven de cauce a la turbia y tumultuosa corriente del Tajo. La complejidad estructural del cuadro no sólo obedece a los intereses pictóricos de su autor, y su vehemente (y a la sazón incipiente) adhesión a los principios del cubismo, sino también a la topografía inextricable de la propia ciudad castellana, con su dédalo de calles retorcidas y en pendiente. Hay incluso un tramo de escalera, como evocando las que allí existen para salvar desniveles e irregularidades del terreno, aun en lo interior de las casas. Es notable la ausencia de toda referencia a iglesias, de la que esta levítica ciudad estaba cuajada, y el enfoque en una arquitectura exclusivamente laica, en la que se amalgaman referencias a los muchos siglos adheridos a la pétrea memoria urbana. Aquí conviven arcos de medio punto con otros apuntados, más un terceto de arcos mixtilíneos, evocadores de la presencia arábiga y, todos ellos en su conjunto, de las arquitecturas pretéritas, con una nítida estructura a dos aguas, a modo de galpón, en el ángulo inferior izquierdo, asociada a los postes y alambres de la modernidad electrificada. El espacio y el tiempo se vuelven uno en esta fragmentada visión, armonizada por obra y gracia del color y la pincelada y de la rigurosa geometría de los trazos.Vid. Fausto Ramírez, Arte moderno de México. Colección Andrés Blaisten, México, Universidad Nacional Autonóma de México, 2005.