Esta tabla formaba parte del cuerpo del retablo dedicado a San Martin de Tours, San Juan Evangelista y Santa Catalina de Alejandría. Fue encargado por Miguel de Ejea en 1498, para su capilla ubicada en la iglesia de San Pablo de Zaragoza, al pintor Miguel Jimenez de Pareja (Guadalajara).
La iconografía de la tabla remite a un pasaje de la vida de San Martín de Tours, representando el momento en el que el santo parte su capa con una espada para compartirla con un mendigo. Como fondo de la representación una arquitectura fingida de gran belleza, en la que una puerta de muralla abierta deja ver parte de una pequeña ciudad.