El tema de la decapitación de San Juan Bautista es muy frecuente en la pintura del Barroco, así como la aparición junto al mártir de la causa de su muerte, la princesa Salomé. En esta obra el pintor relata el martirio del santo a causa de la insidia de Salomé, al pedir su cabeza a Herodes Antipas aconsejada por su madre. La composición de este lienzo procede de las interpretaciones que del mismo asunto hizo Caravaggio en las pinturas que se conservan en la National Gallery de Londres y en el Palacio Real de Madrid. Tipos como la anciana o el verdugo son derivaciones directas del maestro. La obra en su conjunto presenta un fuerte contraste de luces y sombras. La fuerte luz cae sobre las figuras y les dota de una fuerte cualidad tridimensional escultórica. Los cuatro personajes están vinculados a través de una común expresión de piedad y compasión hacia la cabeza del santo que el verdugo acaba de cortar.
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