En esta obra, Miguel Cabrera, nacido en Antequera, Oaxaca, en 1695 y uno de los máximos exponentes de la pintura novohispana, representa al santo patrono de los hospitales.
San Juan de Dios nació en Portugal en 1495 y tras una vida en la milicia, escuchó en la ciudad de Granada, un sermón de San Juan de Ávila que le provocó un éxtasis religioso. La intensidad de su fervor fue interpretada como signo de locura, por lo que se le internó en un hospital para enfermos mentales.
Se dice que durante su encierro le fue revelada su misión y al salir fundó la orden hospitalaria que años después, ya en la Nueva España tuvo su sede más notable en el convento que actualmente aloja al Museo Franz Mayer.