Justo en el reverso de la columna del parteluz aparece una figura arrodillada, con la mano derecha en el pecho, y con la izquierda sujetando una cartela en la que, según la tradición, ponía “architectus”. Esta imagen representaría al propio Maestro Mateo, que se coloca a sí mismo mirando hacia el altar mayor, ofreciendo su obra a Santiago. Tradicionalmente, los fieles golpeaban su cabeza contra la de la escultura para que el Maestro les pasase algo de su sabiduría, y por ello se le conoce popularmente como Santo dos croques.