Castilla y León está formada por nueve provincias y, aunque todas tienen sus particularidades gastronómicas, también presentan puntos en común. Uno de ellos, la contundencia de sus guisos; otro, los asados, un hilo conductor en toda la comunidad.
La región atesora una gran diversidad hongos silvestres, una gran riqueza que combinada con la calidad y el buen hacer de los productores, guías y cocineros propician que se haya convertido en una de las comunidades líderes en micoturismo.