En Screaming Foot, Haroshi (Japón, 1979) convierte tablas de skate en una colorida pierna coronada por las astillas y desperfectos propias de la madera sin pulir. Asimismo, esta técnica estructura su práctica artística. Involucrado desde joven en la cultura urbana el artista japonés a través de la superposición y el modelado de skates reciclados consigue dar una segunda vida al material para componer sus esculturas. Habitualmente, en el interior de sus creaciones introduce pequeñas piezas del skate a modo de amuleto dotando de alma a sus creaciones. Este comportamiento perpetúa la tradición nipona introducida por el escultor Unkei, que situaba una pequeña bola de cristal dentro de los Budas que realizaba.
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