Cinco siglos después, algunas instituciones (la Universidad entre ellas) encargaron una estatua del humanista a Pablo Serrano, que ya había realizado otra de Unamuno. En 1983 el escultor inauguró en Salamanca su Nebrija, que entonces estaba en una rotonda del centro, cercado por el tráfico.
¿Te interesa Visual arts?
Recibe novedades con tu Culture Weekly personalizado
¡Todo listo!
Tu primer Culture Weekly llegará esta semana.