Este medio de transporte era un vehículo urbano utilizado durante la Edad Moderna fundamentalmente por clérigos y señoras, su uso se extendió por toda Europa hasta finales del siglo XIX.
Ésta es un ejemplo excepcional del arte rococó. Su factura aunó diversos oficios: constructores de carruajes, tallistas, doradores y pintores. Su pertenencia a un ámbito palaciego se infiere de su calidad material y artística, ya que las normas dictadas por las pragmáticas suntuarias contra el lujo excesivo de este tipo de vehículos no se observaron en las sillas de manos utilizadas en el entorno cortesano, que solían encargarse para el ajuar nupcial de las grandes damas.
Si bien las escenas que decoran los paneles y la puerta no muestran firmas, se han adjudicado a Luis Paret y Alcázar, el mejor representante de la pintura española de estilo rococó. Entre todas forman un programa iconográfico dedicado a exaltar el Amor y la Amistad conyugales a través de fábulas mitológicas protagonizadas por Poseidón, Anfítitre, Hermes, Eros, Jasón, Pigmalión, Venus y Juno.