El pintor Antonio María Esquivel aparece en el centro, mirando hacia el frente, con un cuaderno de dibujo sobre el regazo y un carboncillo en la mano derecha. Pertrechado de sus útiles de dibujo, enseña a sus hijos los principios de este noble arte. El menor de los vástagos sostiene entre sus manos un muñeco de madera, que le sirve de modelo para aprender a dibujar; mientras que el mayor, apoyado en el respaldo del sillón de su padre, mira los apuntes de la libreta. Obra de firme dibujo, sencillez compositiva y paleta de gran sobriedad, con evocaciones velazqueñas. El pintor se nos muestra en una faceta íntima y familiar, ajeno al mundo de la exaltación aristocrática y burguesa que solía plasmar en sus retratos de encargo.
Este lienzo es uno de los diversos ejemplos en los que el pintor representa a su familia. También son muy frecuentes los autorretratos del pintor, como atestigua el conservado en el Museo del Romanticismo (Inv. CE1472).
Este cuadro fue presentado a la exposición del Liceo Artístico y Literario bajo el título de "El pintor con sus dos hijos", en 1844. Sabemos que los dos niños representados siguieron la estela de su padre, de hecho Carlos María Esquivel fue también pintor y Vicente Esquivel, quizás menos conocido, fue además de pintor, escultor.