La historia de Frida Kahlo es de tragedia y perseverancia. Contrajo polio cuando tenía seis años y, como consecuencia, se le desfiguró la pierna derecha, que ocultaba usando faldas largas. Algunos años después, recobró fuerza practicando deportes. En septiembre de 1925, cuando tenía 18 años, sufrió un grave accidente de autobús por el que tuvo que usar un yeso de cuerpo entero durante tres meses. Sin embargo, sentiría el dolor de ese calvario por el resto de su vida. Luego del accidente, Kahlo comenzó a pintar para entretenerse. A lo largo de su vida, pintó numerosos autorretratos. Cada uno ofrece una visión de su mundo, que se encontraba en un flujo emocional constante. En "Autorretrato con mono", Kahlo se representó frente a una exuberante vegetación con un collar de huesos y una blusa típicos de la indumentaria tradicional mexicana. El compañero peludo de Kahlo es su mascota Fulang-Chang, un mono araña al que adoraba por su personalidad infantil y juguetona. Estaba obsesionada con tener hijos y buscaba consuelo en la gran cantidad de mascotas exóticas que vagaban por el jardín de la casa en la que se crió, en Coyoacán, México, donde vivió con su esposo, el artista Diego Rivera (mexicano, 1886-1957), desde 1929 hasta que murió en 1954.