La vidriería catalana de los siglos XVI al XVIII es sin duda uno de los más destacados ejemplos en el campo de las artes del objeto en nuestro país a lo largo de su historia. Asentada en una fuerte tradición tardomedieval claramente documentada, la producción de los hornos catalanes dio un salto cualitativo a partir de los inicios del siglo XVI, con la incorporación de los postulados formales y técnicos que provenían de la transformación de la vidriería veneciana del siglo XV.
La incorporación de técnicas y esquemas formales venecianos acabaría de prefigurar la vidriera catalana como una de las más importantes del sur de Europa.