La orfebrería de nuestros antepasados tenía un fondo estético interesante, así como un criterio intrínseco sobre la fisiología y la psicología de los modelos representados en sus figuras y máscaras. Como cada práctica artística, una disciplina de trabajo riguroso fue indispensable, un proceso artesanal intenso antes de la depuración estética que sus técnicas permitían, e influenciado por un amplio desarrollo espiritual.