Bacarisas sitúa esta escena costumbrista sevillana de tres mujeres ataviadas de mantilla blanca en un exterior de lo que parece ser una atractiva atmósfera ferial en horas nocturnas. La atención del espectador se centra en la potente luz, irradiada desde un punto exterior al cuadro, que ilumina a las tres figuras femeninas y que se va difuminando, a medida que se aleja de ellas, sobre los personajes secundarios situados en los laterales, permitiendo distinguir siluetas y algunos rostros, así como la arquitectura de fondo, que cierra la escena a manera de telón. El artista logra dar una gran expresividad a la escena con la vibrante pincelada suelta de gran modernidad que deja abocetadas la mayor parte de las formas.