El término ya en desuso de “gemelos siameses” se originó con los hermanos Chang y Eng Bunker (ambos 1811–1874), naturales de Siam (hoy Tailandia), quienes compartían un hígado y estaban unidos por el esternón. Descubiertos en su adolescencia por un comerciante escocés que los llevó de gira, se convirtieron en una sensación. Los gemelos manejaron ellos mismos la mayor parte de su carrera, de modo que no fueron explotados como curiosidades ni tampoco se les relegó por su inusual anatomía. Su éxito comercial les permitió establecerse en una plantación de North Carolina, donde compraron esclavos, se casaron con dos hermanas y procrearon veintiún hijos. Murieron con solo horas de diferencia. Muchos han interpretado su historia, desde el escritor Mark Twain hasta el actor Gary Oldman en una película que se filma actualmente.
En esta hoja publicitaria, los gemelos aparecen en un escenario tropical como personajes a la vez orientales y occidentales, con trajes de chaqueta y turbantes, mientras el diseño enfatiza la parte por donde están conectados. El hábil texto indica que se venderán panfletos biográficos y retratos “adecuados para enmarcarse”.
¡Todo listo!
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