La hora de la siesta es una escena de corte costumbrista datada hacia 1903, que pertenece a la primera etapa del pintor, entonces muy influido por el magisterio de Emilio Sala. Como era habitual en artistas de formación académica para la elaboración de cuadros de un tamaño considerable realiza numerosos bocetos de las figuras por separado y gracias a ellos sabemos que fue bastante fiel a la idea original.Según los estudiosos se trata de un cuadro inacabado, ya que un lienzo de este tamaño solía firmarse y éste no lo está, puede ser que el artista no lo hubiera dado por finalizado, de ahí la pincelada casi impresionista, demasiado suelta y poco elaborada.Al colocar los rostros de los personajes sobre un fondo de naturaleza y alineados consigue unas figuras muy bien relacionadas entre sí.Resulta llamativa la representación del perro que mirando al frente con la habitual curiosidad canina mantiene relación visual con el espectador, con ello el pintor consigue implicarlo en la escena.Esta obra nos sirve de documento de la sociedad de aquella época. El cura es acogido en el jardín de una familia acomodada en la hora de la siesta, las dos sirvientas escuchan atentamente sus explicaciones, mientras que la joven dama, despreocupada de la visita, duerme plácidamente recostada en la higuera. La ausencia de algún hombre de la casa también parece ser significativa.Algunos autores han creído ver en todo ello un alegato intencionado del pintor contra la religiosidad de la época en este cuadro de aparente serenidad.