La pintura de Kribi Heral (José Antonio Fernández Albero, 1967) consigue un difícil equilibrio entre el caos y el orden, la libertad y el control y, al mismo tiempo, nos permite vislumbrar una línea tragicómica que no disminuye el grado de espontaneidad de su obra. A pesar de la distancia que el medio, el metacrilato, puede imponer al pintor, sentimos el calor que emana de la ternura con la que manipula sus materiales. Denuncia la relación entre el hombre y su entorno y el uso de los medios de comunicación como medios de manipulación. Esto explica por qué la figura humana sigue siendo el elemento principal de sus historias aunque, muy a menudo, es mostrada con un cierto grado de abstracción. En la obra de este artista encontramos una conexión entre varios lenguajes: pop, referencias sutiles a la gestualidad teatral de las décadas anteriores, gráfica más reciente. Todo esto permaneciendo en una base narrativa infusa con surrealismo. 35.º Premio Tapiró de Pintura, muestra Biennal d’Art de 2006.