La sítula es un recipiente utilizado en la Magna Grecia, como parte del ajuar funerario, para contener el vino que el difunto consumirá en el simposio bienaventurado celebrado en el más allá, ámbito sugerido en la imagen que decora el vaso. Bajo una frondosa pérgola cargada de enormes racimos se sitúan tres simposiastas recostados en un único lecho: a la derecha, Dioniso, sosteniendo el tirso y la granada, símbolo de inmortalidad; en el centro Hermes, con el caduceo en una mano y el cántaro dionisíaco en la otra; a la izquierda, Apolo sostiene una rama de laurel mientras levanta la cabeza hacia lo alto. Delante del lecho, una mesita cargada de frutos y pasteles blancos y una cratera donde se mezclan el vino y el agua. Pan, recostado sobre una alfombra, participa, aunque de modo marginal, en este banquete, y se dirige hacia el joven escanciador. En el extremo derecho de la escena una auletris envuelve con los sonidos de su doble flauta el mágico ambiente de este banquete divino.