Los Archivos Estatales son los encargados de custodiar y difundir la documentación más significativa, en cantidad y calidad, del patrimonio documental español, el segundo más valioso del mundo por su antigüedad histórica y universalidad. Se les denomina estatales por ser todos ellos de titularidad estatal. Unos, los más representativos por el volumen y valor de su documentación, están directamente gestionados por la administración central del Estado (Archivo General de Simancas, Archivo General de Indias, Archivo de la Corona de Aragón, Archivo Histórico Nacional, Archivo de Nobleza de Toledo, Archivo de la Chancillería de Valladolid y Archivo General de la Administración) y otros, los Archivos Históricos Provinciales o el Archivo de Protocolos de Madrid, lo son por la administración de las Comunidades Autónomas donde radican. Los archivos estatales que se presentan en esta página son aquellos que han custodiado a lo largo de su existencia documentos cervantinos relevantes, resultado de su naturaleza. El Archivo General de Simancas (AGS), configurado por Felipe II como gran archivo e instrumento del poder de la monarquía hispánica, es el que alberga el mayor número de documentos. Entre sus fondos del Consejo de Guerra, de Cruzada y órganos de la Hacienda ofrece múltiples testimonios de los servicios prestados por Cervantes a la monarquía como soldado y cautivo, espía, comisario de abastos de armadas y galeras y recaudador de impuestos. El Archivo General de Indias (AGI). Creado por Carlos III en 1785 para concentrar en un único lugar toda la documentación concerniente a las Indias, alberga la petición de Cervantes de distintos empleos en estos territorios y el tráfico de ejemplares de sus obras al Nuevo Mundo. El Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (ARCHV) custodia desde su creación en 1489 todos los pleitos sustanciados por este tribunal en el marco territorial de su jurisdicción (la Castilla al norte del Tajo), como el pleito de acreedores que afectó al padre de Miguel de Cervantes en 1551 durante su estancia en Valladolid. El Archivo Histórico Nacional (AHN), aunque creado en 1866, mantiene desde su origen fondos documentales de algunos órganos de la monarquía hispánica que por distintas circunstancias no llegaron al Archivo de Simancas, como los fondos del siglo XVII del Consejo Real, encargado de la valoración, dictamen y concesión de las licencias de impresión, entre ellas la de «El Quijote». El Archivo de Protocolos de Madrid (AHPM) recogió desde su origen las escrituras notariales dispersas de Madrid, como villa y corte, entre las que se hallan distintos documentos de transacciones y contratos tanto de la vida como de la obra cervantina. El Archivo Histórico Provincial de Sevilla (AHPSe) conserva, entre otros fondos, los protocolos notariales de su ámbito territorial, por lo que también ofrecen documentos privados cervantinos de sus actividades públicas en Sevilla. Por primera vez se reúne toda la documentación cervantina existente en estos archivos, que satisface un deseo manifestado por estudiosos y cervantistas, se vincula la documentación a la naturaleza de los archivos que la custodian y se despejan dudas generadas a lo largo de dos siglos de biografías sobre la procedencia de algunos documentos.