Tanto el arpón como la sangradera son puntas de hierro clavadas a un mango de madera largo con una cuerda que permite su recuperación. Durante la Edad Media, la pesca de la ballena fue fundamental en la economía de las localidades costeras vascas, como atestiguan sus blasones. En el siglo XVI comenzó a escasear y desde 1530 hasta el s. XVIII las naos balleneras acudían a Terranova, al otro lado del Atlántico. La última ballena fue pescada en 1901 en Orio.
El arpón tiene forma de flecha, de modo que una vez que se clava es difícil que se desprenda. Este modelo se utilizó hasta el s. XVIII, cuando comenzó a utilizarse otro con un resorte que al clavarse retrocedía y ensanchaba más las alas, por lo que resultaba aún más difícil su extracción accidental.
La sangradera, como su propio nombre indica, cumple la función contraria: una vez clavado el arpón y asegurada así la presa, se lanzaban este tipo de lanzas una y otra vez para provocar heridas abundantes que desangraran y debilitaran el animal, facilitando así su captura.
Ambas piezas ingresaron en el Museo San Telmo en el año 1916, donadas por la “Sociedad Humanitaria de Salvamentos Marítimos de Guipúzcoa”, fundada en 1879.
Bibliografía:
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Números de inventario: STM-009485-001, STM-009486-001