A partir de un encargo divino San José ejerció el privilegio de conducir la formación de Jesús, enseñándole el oficio de carpintero y en el conocimiento de la vida. Esta escultura ofrece rasgos naturalistas que se manifiestan en la actitud relajada que le imprime el contrapposto, en el uso de ojos de cristal y en la cuidadosa factura de las carnaciones, así como en la técnica de policromía utilizada para imitar las telas de las vestimentas.