Una de las iconografías preferidas de los escultores quiteños eran los arcángeles. Se los representaba jóvenes y con atuendos que combinan prendas romanas y medievales. El movimiento de la falda ondulante y abierta a media pierna de esta figura evidencia su cualidad de ángel que vive en el cielo. La descripción bíblica relata un viaje donde san Rafael enseña al joven Tobías a pescar cuyas vísceras fueron después empleadas para curar la ceguera de su padre. El pez que cuelga de la mano derecha del santo evidencia ese acontecimiento.