Representa a una figura masculina vestida con faldellín y bonete cónico en la cabeza. El rostro, pese al desgaste, permite distinguir las facciones y una característica barba puntiaguda, lo que da a la pieza un marcado aspecto oriental. La actitud del personaje es la de alancear a otra figura, hoy perdida, con la que formaría grupo. No sabemos si se trataba de un animal o de un guerrero. El conjunto se apoya en un plinto muy tosco. La pieza nos remite a algunas escenas de los marfiles fenicios de Carmona (Sevilla), pero su importancia histórica va mucho más allá ya que este hallazgo es la primera muestra importante de escultura fenicia en piedra en la Península Ibérica. Todo indica que formaba parte de la decoración de algún edificio importante de la Cádiz fenicia, aunque nada podemos decir al respecto, salvo que esta estructura se encontraba abandonada en época romana, pues la pieza se encontró rota en el fondo de un pozo de los muchos que existen en la isla gaditana. Nada sabemos sobre la identidad del personaje, pero la actitud parece reflejar una escena de lucha, posiblemente mítica. ¿Estamos ante uno de los trabajos de Melqart-Heracles en un momento arcaico de expansión de la leyenda?
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