En esta acuarela se muestran las primeras fragatas de vela y vapor a hélice construidas a mediados del siglo XIX. La propulsión a hélice supuso una importante mejora respecto a la rueda de paletas de los primeros barcos a vapor. La mucha resistencia que ofrecían los enormes tambores que cubrían la parte superior de las ruedas, así como su fragilidad y vulnerabilidad limitaban enormemente la capacidad de fuego de estos barcos de guerra. El primer buque de línea movido por hélice fue el francés Napoleón, botado en 1850.
Forma parte de una serie de 92 obras titulada Historia gráfica de la construcción naval, realizada por el piloto, investigador, pintor y restaurador del Museo Naval, Rafael Monleón Torres (1843-1900) a lo largo de las dos últimas décadas del siglo XIX.
La estructura formal de los dibujos es similar: en la parte central una acuarela de en torno a 32 x 48 centímetros de tamaño, colocada sobre un soporte de papel verjurado de color blanco de mayor tamaño, con unos 8 centímetros de diferencia a cada lado. Sobre el margen resultante, Monleón realiza diferentes estudios a plumilla de las embarcaciones a las que se refiere en la escena central y a los que añade una leyenda explicativa.
La obra en su conjunto constituye un pormenorizado estudio de la evolución de la arquitectura naval, que abarca desde las formas antiguas de navegación hasta los más modernos buques de finales de siglo. Paralelamente, Monleón realizó el diccionario manuscrito Construcciones navales bajo su aspecto artístico, conservado en el Museo Naval.