Alicja Kwade, nacida en Katowice, Polonia, en 1979, utiliza la escultura como catalizador de investigaciones en torno a las cuestiones de la sensibilidad humana. Su práctica se caracteriza por una constante reflexión sobre los sistemas científicos y filosóficos que estructuran la percepción de la realidad. Como punto de partida, la artista toma objetos naturales o cotidianos como vínculos con el mundo tangible, centrándose en la subjetividad inherente a las nociones de tiempo y espacio, para luego convertirlos en complejos recursos artísticos utilizados para explorar la materialidad. En StillStand (Sterne rauchend) (2018), Kwade explora la tensión dialéctica latente en los elementos que componen la obra: bronce y mármol establecen una relación de equilibrio caracterizada por la transmutación de sus propiedades, que permite que el mármol se vuelva permeable. La artista desafía así las estructuras convencionales de la materialidad, considerando que es a través del lenguaje que Kwade fomenta una imaginación que permite organizar otras posibilidades de lo que llamamos realidad.