"Me sedujo la posibilidad mágica de colocar dentro de los estudios mi imaginaria impresión de la selva del alto Cuyuni. Al pedazo de barco en el que regresa Marcos Vargas, protegido por un forillo que representaba el cielo, durante todas las escenas se le imprimió un suave movimiento hacia atrás. Y con reflejos de un pequeño tanque de agua se completó la ilusión del balanceo."