Existen también un ejemplar en terracota, dos en mármol rosa (uno de ellos en el Museu de Montserrat), uno en mármol blanco y uno en mármol negro, todos ellos repertoriados
Todos los ejemplares fueron realizados por el propio Gargallo, contando para los mármoles con la colaboración de sacadores de puntos. Por supuesto que existen diferencias entre unos y otros: la terracota es más pequeña, como consecuencia de la pérdida de tamaño producida por la cocción; los mármoles, todos piezas únicas y con acabados individuales, tampoco son exactamente iguales, singularmente el ejemplar en mármol negro, algo mayor de tamaño
Por las especiales características que la distinguen, máxime si consideramos las evidentes diferencias deducidas de su comparación con el resto de los desnudos de tendencia clasicista de los últimos años, no podemos dejar de pensar que esta excepcional demostración de la maestría escultórica de Gargallo es una versión ampliada y nuevamente recreada de su Pequeño torso de mujer, 1925 (que a su vez deriva de la más delgada de las Aguadoras, 1925), dadas las notables correlaciones de planteamientos conceptuales y ejecución formal que pueden establecerse entre ambas, sin perjuicio de que se trate de dos obras absolutamente independientes y remarcando la extraordinaria categoría expresiva y plástica de este torso de adolescente, que quizá, con Torso de gitanillo, 1923, es una de las dos más hermosas muestras del arte de orientación clasicista del autor.