Boleadora de dos bolas para cazar ñandúes, "chumé". En función de la anatomía de la presa, la boleadora se lanzaba a distintas zonas de su cuerpo para inmovilizarla. Para cazar al ñandú, se tiraba al cuello. Para los guanacos, se lanzaba a las patas delanteras. Inicialmente las bolas eran de piedra. En el siglo XIX, comienzan a sustituirse por bolas de metal, que obtenían comerciando con los colonos.
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