El exvoto u ofrenda votiva se realizaba con la intención de rogar o dar gracias a la divinidad benefactora. Por ello, tenía en su mayoría carácter individual y, sobre todo, voluntario. El devoto depositaba ante su dios un exvoto; se trataba, por tanto, de un regalo in aeternum, distinto al verificado en un sacrificio o en la ofrenda de flores, de frutos de la tierra o de alimentos preparados.