La pintura plasma el pasaje que se extrae del Evangelio de San Juan según el cual escribas y fariseos presentan ante Jesús a una mujer acusada de adulterio y sorprendida, por tanto, en flagrante delito. Jesús evita el castigo que consistiría en la lapidación instando a los acusadores a arrojar una piedra si se hallan libres de pecado. Aspectos como el tocado de la mujer, a la moda francoflamenca, así como el plegado de los paños y el colorido delatan la corriente hispanoflamenca a la que pertenece esta obra.