Su participación en movimientos a favor de la vivienda obrera se revela en esta pieza de tendencia neoexpresionista, dotada de un poderoso lenguaje plástico a pesar de estar integrada por pocos elementos. Sin prescindir de la figuración, abstrae y reduce el objeto de su mirada a una síntesis elemental, mediante pinceladas amplias y capas de color que traslucen la esencia desgarradora de la pobreza y la soledad. Los contrastes de luces y sombras permiten vislumbrar en el interior de una habitación sencilla y sin adornos una cama a la que el artista cede la totalidad del área horizontal de la tela, con lo cual se destaca la estrechez del espacio.Con lo anterior, el autor logra hacer del cuadro una metáfora que habla de las limitaciones de su habitante, cuya angustia se adivina entre las sábanas desarregladas.
Las tonalidades sombrías del pequeño cuarto hacen resaltar los blancos de la cama, acentuando el dramatismo y la carga emotiva que el autor imprime al ambiente nocturno que envuelve a esta obra adquirida para el acervo en 1994.