La cautiva (c.1880), pintada en Florencia, Italia, es parte de una serie con temas latinoamericanos de carácter alegórico que emprendió Juan Manuel Blanes. En estas obras, los personajes y el tema tratado remiten a la dicotomía civilización/barbarie. La barbarie ya no son sólo los indios (por otro lado, un problema ya resuelto) sino, también, los gauchos sublevados, las guerras civiles y el desorden interior. La civilización, en la alegoría propuesta por el artista, es protagonizada por una mujer desnuda asediada por la barbarie.
La cautiva es un tema recurrente en las artes del Río de la Plata, un mito erótico que funcionó como catalizador del odio hacia los indígenas. En el centro de la obra, una mujer blanca semidesnuda con la cabeza alzada mira hacia el cielo, dispuesta a enfrentar su destino resignada. Es la presa y el botín del cacique, que observa curioso mientras se acerca agachado. Al fondo se puede apreciar la toldería, a la derecha, y un grupo de indios a caballo, el malón, que regresa a ella, a la izquierda. La pintura, de carácter realista, evidencia el gran virtuosismo de Blanes tanto en la composición como en el dibujo, y un excelente manejo de la luz. Todas las obras de esta serie están iluminadas con una luz clara, diáfana, que llevan al espectador a rememorar el desierto. Si bien el centro de la composición está puesto por el artista en la figura femenina, la cautiva, no descuida el tema del desierto que aparece como el otro gran protagonista de la obra.