La curva del destino (2004) es una obra de gran dimensión cuya imaginería se centra en la representación de un ethos arquitectónico y urbano en el que se describe la ciudad de Nueva York.
La obra de Lazkano se caracteriza por presentar la ciudad como una geografía propia de la convivencia de los ciudadanos. La propuesta idealista y utópica de esta pintura representa una tensión constructiva que no describe del todo la realidad, sino aquella evaluación de lo real que el pintor ha realizado a modo de ficción, una construcción que nos acerca más a una idea que a una imagen.
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