En "El examen", una figura envuelta en una tela blanca reposa en un anticuado sofá rojo adornado con largos flecos y cubierto en parte por un paño azul. A juzgar por su peinado, la figura parece ser una mujer, pero, aparte de eso, su identidad permanece tan oculta como su forma. Detrás de este conjunto luminoso en rojo, blanco y azul, hay seis hombres de pie, vestidos con trajes oscuros. El piso y las paredes sin ventanas sugieren apenas un interior claustrofóbico. Este dibujo en tinta y gouache es uno de al menos veinte de similares dimensiones que Agustín Lazo completó a principios de la década de 1930, quizás poco después de volver a México al terminar su segunda y larga temporada europea.