En la pieza que forma parte de la colección desde 1994, titulada La herradura, centra la atención en un objeto común, y recurre a la madera para reinterpretar el resguardo de metal que cubre los cascos de un caballo, hasta convertirlo en una pequeña escultura que lleva inscrito el mensaje ancestral de la buena fortuna y que conserva la limpieza de ejecución que le fueron características.