Se trata del lienzo de la representación de la última comunión de Santa Cecilia, aunque se ha venido considerando y de hecho aún recibe el título de la "última comunión de Santa Águeda".
En el centro de la composición, al aire libre, sobre una escalinata de piedra, se encuentra una santa arrodillada sobre un cojín, mirando al sacerdote que tiene a su izquierda. A su derecha está el verdugo con el cuchillo en a mano derecha. La santa con herida, en el cuello viste traje de corte nobiliario de época.
Según viene siendo admitido, el sacerdote que administra la comunión a la santa, podría corresponder con los rasgos y facciones de Alonso Cano, que coinciden con los retratos conocidos del Racionero, con el que Sevilla tuvo contacto, y que representó en más de una obra como sucede en los Desposorios de la Virgen del ciclo de la Iglesia conventual de San Antón de Granada, en el que es representado de nuevo como presbítero en un segundo plano. Viste alba sobre la sotana y estola. Es asistido por un ángel, que en posición forzada, sostiene un cirio encendido en la mano, viste una túnica verde y otra exterior rojiza. En el lateral izquierdo hay dos soldados de pie, quienes junto a otro de medio cuerpo del lateral derecho presencian el acto. Llevan trajes militares de la época y portan picas. En un segundo plano aparecen dos soldados más, esta vez a lomos de sendos caballos, el de la izquierda señala con el índice de la mano derecha en dirección a la santa.
La cabeza del joven de perfil, que presencia la escena detrás del presbítero, con gorro de terciopelo, podría ser un autorretrato de Juan de Sevilla.
En el centro en la parte superior, en un rompiente de nubes, surge un ángel llevando la palma del martirio en la mano derecha y una corona de rosas rojas y blancas en la izquierda. Viste túnica rosácea con paño blanco en la parte superior.
Sirve de fondo a la escena un paisaje con arquitectura clásica. Al pie de la escalinata están diferentes instrumentos del martirio: grilletes, cuerdas.