La compleja escena del Juicio Final se ha resuelto mediante una composición dividida en dos planos claramente diferenciados. La zona inferior, en la que se representa el espacio terrenal con los condenados a la derecha, que están siendo engullidos por unas fauces y los bienaventurados que resucitan a la izquierda. En la parte superior se observa un rompimiento de Gloria en el que aparecen Cristo, en actitud de juzgar, acompañado de la Virgen y San Juan, situados a ambos lados, rodeados de santos.
Destaca la maestría del autor en el tratamiento corporal de las figuras desnudas, de marcada anatomía y en forzado movimiento, propios del Manierismo.
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