La instalación Las risas del mundo no pretende servir como risoterapia; su objetivo fundamental es que el espectador, además de reírse, “escuche las risas del mundo”, las de los niños, las de los ancianos y las de los adultos de diferentes países y culturas, pues cada cultura, cada lengua —algunos estudiosos afirman que la risa es el origen del lenguaje— modela la risa de manera diferente.
Tal y como enunció Sócrates: “Solo sé que no sé nada”, pero al mismo tiempo tenemos el poder de comprender el mundo que nos rodea, a través de un método sencillo de hacer preguntas constantes y lógicas hasta encontrar la verdad. Pitágoras y Platón pensaban que cuando escuchamos música podemos volver a vibrar con todo el universo, a sentirlo, a experimentarlo. En el caso de Ferrer, su curiosidad por los ruidos, sonidos y vibraciones de este mundo nos recuerdan las palabras de John Cage: “Es la escucha, que se para y vuelve a comenzar”.