Las monjas clarisas del monasterio de Belorado (Burgos) se autofinancian con las trufas y bombones de alta gama que venden en tiendas gourmet y en restaurantes con estrella Michelin. Su asesor es Paco Torreblanca. Usan el mejor chocolate y quienes lo prueban aseguran que sus dulces son un pecado que incita a la gula.