El interés de Felip Masó i de Falp (Barcelona, 1851- Pau, Bearn, 1929) por la pintura lo llevó a París, donde entró en el taller de Léon Bonnat. Por razones familiares durante su juventud pasó temporadas en Sitges y nunca dejó de mantener contacto con la población.
En Sitges pintó varias obras. Una de las más famosas es la que tenemos delante, que representa la procesión de San Bartolomé, patrón de la villa. Concretamente el momento en que el cortejo popular, encabezado por gigantes y bastoneros que bailan al son de la gralla, se dirige hacia la iglesia. Para conseguir una vista lo más amplia posible y siguiendo un recurso utilizado por muchos pintores, situó la acción en un punto imaginario donde mezcla elementos locales como la iglesia con otros foráneos creando un espacio donde desembocan dos calles. Esta visión le permitió mostrar en el centro de la obra el paso de las autoridades y el tabernáculo del patrón.
Como curiosidad destacamos que así como las autoridades y los participantes en la procesión son retratos de personas reales, entre el público podemos ver varias figuras femeninas que tienen el mismo rostro. Aunque desconocemos la identidad de la chica podemos suponer que se trataba de alguien muy especial para el pintor.