Esta tabla es una de las más interesantes que conserva el Museo de esta época, mediados del siglo XVI. Representa el milagro de la resurrección de Lázaro contado por el evangelista Juan. Como en otros milagros, en éste se mezclan elementos de la tradición evangélica y otros muchos apócrifos que han entrado a formar parte de la representación oficial de la escena.Lázaro era buen amigo de Jesús, incluso en alguna ocasión el evangelio habla de una visita a su casa. A su muerte sus hermanas, Marta y María, ésta identificada por muchos como María Magdalena, hacen llamar a Jesús, que acude al sepulcro y exhorta a su amigo, como dice la cartela que sostiene el ángel niño, escrita en latín.“LÁZARO SAL FUERA”Lázaro, aún con el sudario y las manos atadas por una venda, que está desatando San Pedro, le obedece, quedando todos asombrados. Una multitud contempla el milagro, Jesús habla con las hermanas de Lázaro y les dice que simplemente estaba dormido.La obra es rica en detalles, como los elementos que complementan los distintos atuendos, especialmente el del personaje que hay junto a Jesús y los de Marta y María. Precisamente ésta porta en la mano un frasco de perfume, atributo usado habitualmente en la iconografía de María Magdalena.Se dice que Lázaro era un hombre rico de ahí que esté sepultado en una tumba, en la que podemos ver tallada la imagen de Moisés, personaje que habitualmente representa el antiguo orden, es decir la antigua ley del pueblo judío, que cobra nuevo sentido con la muerte y resurrección de Cristo. Otros elementos asociados a la muerte y que constituyen un interrogante, aunque muy habituales en cuadros de la época, son los obeliscos, hipogeos y tumbas circulares a modo de panteón, que aparecen en el fondo de paisaje, así como el extraño atardecer. Todo ello nos habla de un artista que debió estar en contacto con las corrientes humanistas más avanzadas del Renacimiento italiano, y que conoció la obra de los grandes artistas de la Roma del siglo XVI, como denota el importante influjo miguelangelesco del cuerpo de Lázaro, similar al desnudo de la Creación del hombre de la Capilla Sixtina. Bajo estas claves podemos atribuir la obra al círculo de Pedro Machuca, diseñador de este palacio.