La esfinge de Roscoff. Tríptico pintado en Bretaña en 1910. Es, sin duda, una de las principales obras de Nogué. Debe su nombre a la similitud entre unas rocas de la costa bretona y la esfinge de Gizeh. Nogué supo trasladar al lienzo, con admirable acierto, la atmósfera brumosa y el océano irascible creando una visión romántica y melancólica de este singular enclave del litoral bretón. Para ello aplica por primera vez el divisionismo, un estilo que él mismo define cuando afirma que “en realidad era dividir las pinceladas y los colores de tal forma que lograra dar una sensación de vibración, que es imposible conseguir con una pincelada gruesa y matiz único”. De los tres plafones que formaban la obra originalmente, se conservan el central, que es el de mayor tamaño e importancia, y el lateral derecho. El lateral izquierdo, pieza en la que figuraba la firma del autor, está desaparecido, lo que confiere a esta obra un aire de cierto misterio. Jose Nogué Massó (1880-1973) Se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, completó sus estudios en la Escuela Española de Roma y vivió en Italia hasta 1923, cuando se trasladó a Jaén como profesor de dibujo;también fue profesor en Madrid y en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona. Su obra, enmarcada dentro de las líneas realistas, destaca por una gran habilidad técnica y una atención especial a los efectos de la luz.