La pintura representa la marcha de Boabdil, último Rey de Granada hacia su destierro. El pintor supo reproducir una temática histórica muy manida en el siglo XIX, aplicando toda su destreza y maestría en el dibujo y en el modelado del claroscuro, logrando así un acabado de gran efecto teatral. Unceta presentó esta obra en la Exposición Regional Aragonesa de 1885.