Tapiz de Tarragona

Joan Miró i Ferrà (1893-1983) - Josep Royo (1945) El 27 de septiembre de 1968, Joan Miró firmó un dibujo, el esbozo de un proyecto en el que indicaba las diversas partes que conformarían el Tapís de Tarragona, realizado por Josep Royo. Este dibujo fue un gesto de agradecimiento del maestro, ante las adversidades que la vida conlleva, para el joven doctor Rafel Orozco, que atendió la única hija del artista, Maria Dolors Miró, en la Nochevieja de 1966, cuando fue embestida por un tren en un paso a nivel en Mont-roig del Camp. Este terrible evento, y la generosidad del Dr. Orozco, significaron que el pago por la atención médica no fuera pagado con dinero, sino con el encargo de una pintura para el nuevo centro médico del cual era director, el Hospital de la Cruz Roja de Tarragona, actualmente cerrado. La respuesta, un mes más tarde, fue una pintura que era el avance de un proyecto mucho más ambicioso que llevaría a abrir un nuevo ángulo en la carrera de Joan Miró: un gran tapiz. Joan Miró lo bautizó como el Tapís de Tarragona y encargó su realización al joven artista Josep Royo, que había contribuido a la renovación de la Fábrica de Tapices Aymat, de Sant Cugat del Vallès, que más tarde sería la Escuela Catalana de Tapicería. Este proyecto fue el inicio de un camino compartido entre Joan Miró y Josep Royo, que los llevo a buscar nuevos espacios para crear conjuntamente sus obras, llegando así a la emblemática Farinera de Tarragona, que vio nacer obras de gran importancia de diversos artistas entre sus muros. La Cruz Roja aún posee el Tapís de Tarragona y lo ha prestado a la Diputación de Tarragona para que pueda ser expuesto en el Museu d’Art Modern.