Esta composición constituye la primera obra conocida de Raimundo de Madrazo, marcando el comienzo de su fructífera trayectoria artística tras su formación en la Academia de San Fernando.
Se representa el momento del desembarco y posterior traslado de los restos del apóstol, desde Padrón, por sus discípulos, guiados por ángeles. La composición sigue un esquema elíptico, con la imagen del apóstol Santiago marcando una diagonal en la que se ven, en la parte central, a los discípulos portando su cuerpo envuelto por un sudario que permite adivinar que se encuentra completo, manteniendo la cabeza sujeta por un ángel, que se ha identificado tradicionalmente con Cecilia de Madrazo, hermana del artista.
En 1868, el autor retocaría el cuadro junto con Mariano Fortuny, quién añade la figura que levanta los brazos al fondo a la derecha. En el año 2019, la pieza se incorpora a la colección pictórica de la Catedral de Santiago.
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